jueves, 17 de febrero de 2011

Capote a sangre fría. Por Andrés Páramo Izquierdo

Alquilé y me vi la película Capote (2005) de Bennett Miller, protagonizada magistral y - por eso mismo - fastidiosamente por Philip Seymour Hoffman. Retrata un episodio de la vida del controversial escritor Truman Capote. Tal vez el más importante de su carrera: la inspiración y confección de la obra maestra  "A Sangre Fría" (In cold blood). 

Se trata de un relato crudo, realista e innovador - en términos literarios - , que narra el asesinato perpetrado en Kansas a manos de Richard Hickock y Perry Smith a la familia nuclear clásica. El evento causa tal conmoción en la sociedad gringa, que cuando nuestro Capote se entera de lo sucedido, corre como un sabueso tras la historia.

La película nos deja ver a un Capote, digámoslo así, demasiado real: ambicioso, frágil, desesperado por terminar, egoísta, egocéntrico, entregado absolutamente a su novela, alcohólico, drogadicto, destrozado. Capote va a donde Perry Smith y le saca la historia como puede. Se vale de múltiples recursos: mentiras, promesas, historias inventadas, de decirle "el libro no se llama ´A Sangre Fría`, eso se lo inventó la prensa", es decir, de lo que sea. Lo que se le ocurra, lo que su retorcida moral le permita para llegar a su fin.  

Perry, el asesino - también demasiado real -, finalmente le cuenta la historia. Se la cuenta en el calabozo donde lo encierran durante el juicio. Y tras las rejas, de esta forma que alimenta el blog presente,  la investigación de Capote se demora esta vida y la otra. Perry se deprime, no come, no bebe, no vive, está ahí, como un animal en cautiverio, con los ojos idos al infinito, sin poder hacer nada por su causa - quiere un abogado que lo saque libre -. 

Capote logra ponerle punto final a la historia después de meses y meses de trabajo, idas a la cárcel, sobornos al alcaide, escondidas de los cuerpos de seguridad, terminada con su novio y recorte de presupuesto. Capote atravesó por un infierno de desesperación también. El final - que Truman Capote esperaba ya  con llanto de desesperación -  es lo que debió ser siempre, el destino de Perry, la justicia que no perdona: ahorcado, pensando que Capote lo reivindicaría con su historia, engañado totalmente.

Él por fin tiene su historia publicada, hermosa y cruda, la fama a nivel mundial, la autoría de un nuevo género, es decir, todo. Pero no salió limpio. No se sabe bien por qué, pero pudieron ser los engaños y las deprimentes charlas con Perry Smith, lo que llevó a su destrucción casi inmediata a manos del alcohol y las drogas.

La película nos deja ver de forma desgarradora una mezcla de los más bajos instintos humanos y un retrato en carne viva del dolor cuando las decisiones no son las mejores. De ejemplo está esa relación de amistad entre Smith y Capote.  

El trailer, por si se les antoja:








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